Para que el cloro actúe de manera efectiva en su desinfección del agua, el nivel de pH (acidez o alcalinidad) debe ser el adecuado. El nivel de pH, junto al nivel de cloro, es un indicador clave para el mantenimiento de la piscina. El control de los niveles de cloro y pH de una piscina debe realizarse de forma periódica con la ayuda de un kit medidor.

El nivel óptimo de pH o acidez del agua de una piscina debe situarse entre 7,2 y 7,6. Mantener el nivel entre estos dos valores es importante para la limpieza del agua y para la salud de los bañistas, ya que unos valores irregulares pueden tener consecuencias negativas para la piel y la salud en general.

Cuando el nivel de pH es superior a 7,6, el cloro pierde efectividad, provocando que la limpieza y desinfección del agua no sean del todo eficaces, por lo que se recomienda el uso de un disminuidor de pH.

Si, por el contrario, el nivel de pH es inferior a 7,2, se considera que el agua está demasiado ácida, lo que acelera la disolución del cloro, haciendo que su efectividad se vea afectada y libera demasiado cloro. La acidez del agua, junto a la exagerada presencia de cloro diluido, pueden provocar irritación de ojos y de piel. En estos casos, se recomienda un aumentador de pH.

La suciedad y los sedimentos presentes en una piscina, junto a la desinfección deficiente y una baja circulación del agua, pueden provocar la aparición de algas y microalgas. Estos organismos provocan que el agua esté verdosa y turbia, así como hace que el suelo y las paredes de la piscina resbalen, al estar impregnadas de algas, degradando así los materiales de la piscina.

Los antialgas o alguicidas son productos químicos que previenen y eliminan estas algas de tu piscina. Su uso se extiende a lo largo de todo el año. La necesidad de utilización de un alguicida se vuelve evidente cuando el agua de la piscina presenta un todo verdoso.

Cuando una piscina no posee sistema de filtrado y bombeo, cuando este sistema es insuficiente o cuando se produce una contaminación exagerada del agua (suciedad, protectores solares no absorbidos, etc.), el agua se vuelve turbia.

Para evitar esta turbidez, el uso de floculante líquido hace que las partículas que hay en suspensión en el agua como polvo, hojas o insectos se unan entre sí y se depositen en el fondo de la piscina. Esto hace que el agua superficial se presente cristalina, pero requiere usar un robot limpiafondos para eliminar el sedimento del fondo y así evitar que vuelva a estar en suspensión cuando se realice el baño.